No pudo ser de otro modo...
Un 2 de diciembre de 1998, contraje nupcias con mi actual señora de la que estoy divorciado. (ah cabrón, ¿cómo estuvo?)
Resulta que llegamos al Registro Civil por la mañana, alrededor de las 10:00 a.m. Al matrimonio asistieron mis dos hermanas, mi madre, mi suegro, una prima de mi mujer y mi mejor amigo.
El pinche Toño andaba en muletas por culpa de un caballo (luego les cuento ésa historia) y pues andaba muy trajeado, pero causando lástimas con su pasito Tun-Tun. Mis hermanas, como siempre, rodeadas de solemnidad y dispuestas a que todo saliera de la manera más romántica y bonita posible. Mi mamá estaba lista para sacar el chingo de fotos (no mames, nomás tengo una foto...), la prima estaba acompañando a Moni con la mejor sonrisa y mi suegro, simplemente estaba esperando a ver a qué hora, yo salía con una mamada.
También íban nuestros hijos, pero estaban bien chiquitos y ni se acuerdan... (véase a Gina haciendo buches)
Carlos y Susana, dos de nuestros amigos, fueron nuestros testigos, pero como tenían que trabajar, firmaron las actas y corriendo salieron, sin poder quedarse a la bonita ceremonia... Es una lástima...
Después de firmar, pasamos a la sala del Juez, donde nos encontramos con un señor de edad un poco avanzada, que nos íba a leer la tradicional Epístola de Melchor Ocampo.
Nos paramos todos frente a él como se observa en la foto.
Mi mamá movida en toda la sala tomando fotos de todos los ángulos (¿Por qué nomás tengo una estúpida foto?). Un ruquito que era asistente del Juez, ligándose a mi mamá: "Pásele por acá señora", "pero siéntese por favor", "¿un refresquito?", "¿vive por aquí?", "nombre, se ve que si sabe tomar fotos"... shiale...
De repente, el ruquito (el Juez) tragó saliva y comenzó con la Epístola...
No mames... Voy a tratar de describir el cómo se escuchaba el Juez:
Como Darth Vader/tonadita de Canción Norteña/Recién Alfabetizado, todo al mismo tiempo...
¡¡¡Ah puuuuuuuuuto!!!
En verdad queridos lectores, así se escuchaba y pues su humilde narrador comenzó a querer cagarse de risa...
Estaba realizando un esfuerzo sobrenatural para no reírme y pensaba en otra cosa, veía por la ventana, respiraba profundo...
De repente voltée la mirada para donde estaban mis hermanas y vi las jetas que estaban haciendo para aguantarse la risa y ví como estaban codeándose con mi amigo Toño...
No aguanté y solté la carcajada, acto seguido, mis hermanas y Toño soltaron su stress...
Los cuatro nos reíamos y no nos podíamos controlar, mi mamá me gritaba: CARLITOS, YA ESTATE QUIETO... 'ta madre, yo ni me llamo Carlos!
Mi mujer puso cara de: Estos pendejos no cambian y el papá de Moni diciéndole al Juez: Discúlpelo señor, es que está nervioso...
Me reí y me reí y no me pude contener...
El Juez se encabronó y ni la mano me dió, todo ofendido...
Salimos de allí con dolor de panza y nos fuimos al banquete: ¡A desayunar quesadillas!
Ahora al paso de los años, recuerdo ésa escena, llego dos conclusiones:
-Mi vieja me ama un chingo, nadie aguanta ésas pendejadas en su boda.
-No podría haber sido de otro modo: ¡ERA MI BODA!
jajaja
P.S. Luego me caso por la Iglesia a ver qué sale.