Me proyecta a mi infancia, adolescencia y juventud, escencialmente, recuerdo a mis dos hermanas, las cómplices de mis locuras, mis más grandes aliadas y principales alcahuetas.
Ha sido un corto camino, lleno de sonrisas, decepciones y triunfos, un camino muy especial, único diría yo, poco común, pero que me enorgullece al máximo haberlo compartido con ellas.
Con ellas construí ése camino llamado infancia, qué fue realmente un regalo espectacular para mi, ayer y hoy.
Para La Negra y La Chitos:
The Road
There's a road that takes me back
There the light has seen your face
To the place where I belong
There at last where I will wander
By the lake where time stands still.
There's a road I see before me
Made by the man who tells the tale
There's a road that travels all ways.
There's a road that's here I see
In the midst of all creation
There's a road for you and me.
P.S. El que consiga el CD en México: ¡suertudote!
2 comentarios:
Ya veo que estás decidido a hacerme llorar todos los días. Como dice Rilke, escribimos sobre nuestra infancia porque es lo que conocemos bien, a fondo, sin censura. Tal vez la nostalgia endulce algunos pasajes amargos, pero los recuerdos de la niñez siempre nos acompañarán y nos harán complices. Siempre.
¡Qué bello es saber que compartimos los recuerdos de nuestra vida juntos! La infancia que vivimos ha sido más bella que doliente, porque a pesar de todo siempre nos hemos apoyado los tres hermanitos: sensibles, aguerridos, inteligentes, cabrones y muy humanos. Siempre (gracias también a Chitos).
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